Podría haber sido sólo una noche más de poesía, un encuentro con gente querida y amantes de la cultura, podría haber sido... Pero fue más, mucho más. Fue, además, un encuentro conmigo mismo, con parte de mi pasado y, así, conseguir cumplir con una deuda que tenía pendiente desde hace mucho tiempo.
Esa parada en Villanueva del Duque, ese coqueto pueblo cordobés donde nació mi madre y se enterró mi abuelo Diego, fue una corta pero intensa aventura que me acercó a esos lugares por donde, parte de mi familia, vivió parte de su vida. Y, así, me acerque a la casa en la parece ser que vivieron, paseé por sus calles y plazas y visité su iglesia y su maravillosa ermita de la Virgen de Guía y el cementerio anexo donde mi abuelo fue enterrado.
Gracias a los que nos ayudaron en ello; a los que nos abrieron las puertas de ese pasado y nos facilitaron la entrada a la iglesia y, sobre a todo, al párroco jubilado, castuereño de nacimiento, que nos abrió las puertas y nos acompañó en una estupenda visita guiada por la ermita.
Después, la llegada a Espiel y un nuevo y cariñoso encuentro, con la querida familia Ledesma-Alacid, que tan ligada estuvo y sigue estando a la nuestra. Y ese calor de la acogida, se fue extendiendo, después, al conocer a Manuel Ángel, presente en todo momento, a la cercana Olga Mª García (concejala de cultura), a José Antonio Fernández (alcalde de Espiel), Matilde Cabello, Francisco Onieva y Antonio Monterroso (poetas y miembros del jurado), la gran humanidad de "Francis" y el calor de tantos otros con los que tuve la ocasión de ir departiendo a lo largo de la noche.
En el acto, presentado por Manuel Ángel, intervinieron las autoridades, Matilde Cabello en representación del jurado y Francis como organizador del premio, que dedicó unas palabras a analizar mi poemario, tan breves como densas y acertadas. Todos demostraron su firme compromiso con la cultura y su amor a este consolidado premio, lo que , en estos tiempos que corren, es mucho de agradecer.
Tras la entrega y lectura de los premios escolares (bendita iniciativa recuperada), me toco el turno y tras recibir el premio y un bonito trofeo de manos del alcalde, fui dando lectura a varios de los poemas del libro, " El oro viejo de las sombras", al tiempo que intentaba explicar algunas de las claves del mismo.
Después, se contó con las estupendas actuaciones de la Escuela de Danza de María José Román y de la Orquesta de Plectro de Espiel y hubo tiempo para merecidos homenajes a los que hicieron posible el premio y lo mantienen, así como para algunos personajes del pueblo ya desaparecidos.
Tras el acto, un pausado y completo refrigerio nos permitió compartir ideas, conocimiento y poesía de forma extensa y relajada.
Podría haber sido sólo una noche más de poesía, pero realmente fue más, mucho más y, por ello, desde aquí quiero agradecerles a todos la concesión de este premio que me ha permitido sentir mucho, conocer nueva gente entrañable, nuevos y magníficos poetas, y sentirme arropado por las gentes de Espiel. Gracias a todos y un fuerte abrazo.
Diego Fernández González."Piropo"
