Con frecuencia, algunos dogmas esclavizan
al hombre y suelen llevarle a un adoctrinamiento al que se acostumbra y que no
le deja ver mucho más allá. Pero los dogmas también pueden perder su fuerza, porque todo depende de la
intención y del modo de mirar de cada uno desde su propio interior. Todo arte
lleva consigo una concepción desinteresada de la vida al plasmar la libertad
que el artista, como hombre, lleva en ese interior e intentar poner algo de luz
en la oscuridad de las conciencias.
Romper con lo
establecido, dejándose llevar por la intuición y la sensibilidad; buscar la luz
y la verdad en la observación profunda y emotiva de la naturaleza y, sobre
todo, luchar por tu libertad hurgando en sus esencias, siempre ha sido
“peligroso” y suele tener un precio, pero es necesario que lleguemos a
comprender que aunque hay muchos que
nunca se conforman ni se sacian con nada y que no toleran que los demás tengan su propia luz y su
propia libertad, la obligación de todo
hombre es buscarlas, porque como dejo dicho Van Gogh
“¿Qué sería de la vida si no
tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”
Ese que camina de puntillas,
el que engendra rumores de esperanza,
el que ensalza
al amor y a la belleza...
el que engendra rumores de esperanza,
el que ensalza
al amor y a la belleza...
¿Acaso no es el mismo
que vagaba, perdido entre tinieblas,
ese que camina de puntillas,
el que engendra rumores de esperanza,
el que ensalza
al amor y a la belleza?
Más lejos,
un ejército de ecos,
ya vencidos,
partía hacia el destierro.
(De El oro viejo de las sombras)
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