El pasado jueves, 24 de julio, tuvo lugar en el
Centro de ocio de Campanario, la presentación de El oro viejo de las sombras, obra ganadora del XXI Premio nacional de
poesía “Acordes” en el año 2013 y mi cuarto libro de poemas publicado.
Ante un numeroso público, Diego Murillo, amigo y
concejal de cultura, ejerció como guía del acto, dando paso, en primer lugar, a
Manuel Huertas Caballero, profesor de Biología y Geología en el IES Bartolomé
José Gallardo, de Campanario y licenciado en Ciencias Biológicas por la UEX y
en Filosofía y Ciencias de la Educación por la UNED, que, en su presentación,
realizó un breve pero jugoso recorrido por mi trayectoria vital y literaria,
desembocando en un análisis algo más detallado de El oro viejo de las sombras.
Tras una cariñosa presentación de Diego Murillo,
tomé la palabra como autor para desvelar algunas de las claves del proceso creativo de la obra a través de numerosas
referencias al Impresionismo, mientras iba recitando numerosos poemas de la
misma.
Fue una entrañable noche de poesía que reunió a
un gran número de amigos, escritores y amantes de las letras de Campanario y
otras localidades cercanas, así como, también, a algunos amigos y poetas
extremeños como Amelia Peco, Charo Pinto o Tomás Chiscano, que se desplazaron
desde sus pueblos para acompañarme en este acto.
Desde aquí, quiero dar las gracias y dejar mi
abrazo para todos los que asistieron a la presentación y me ayudaron en ella, y, especialmente, a
los que para ello tuvieron que desplazarse desde otros lugares.
Os dejo algunas fotos del acto, obra del
fotógrafo y amigo Paco García (PACOLEGA), así como algunas pinceladas de la
presentación que realizó Manuel Huertas.
Piropo transmite paz, porque tiene
paz. Paz presente en su vida y en su obra. Serenidad manifiesta en su forma de
escribir, en el verso corto de palabras escogidas, sin prisa. Es un hombre de
sentir claro y sereno. Quien se acerque a sus versos o a sus cuadros también
notará una inmensa sensibilidad por la naturaleza, un trato de respeto por cada
objeto o cada ser del que habla o al que plasma tratando de ver más allá de la
superficie –notarán que le gusta eliminar pieles y buscar los adentros de la
dermis, hacerlo todo transparente, para ir descubriendo lo profundo, sentimientos.
“En el camino”- obra-catálogo del Diego
pintor publicada en 2011- nos
permite, también, conocer la opinión de Pepe Iglesias, que encuentra una de las
constantes en la obra y vida de Diego, la búsqueda de ese fondo interno que se
resiste a ser mostrado y que siempre se escapa. De ahí su debate entre el
blanco y el negro, de ahí esas sombras persistentes, esa claridad que busca,
esa sinceridad que escribe. De ahí que surjan versos íntimos y estremecedores.
De ahí que sus versos destilen compasión (sufrimiento compartido).
En esa búsqueda de la luz absoluta,
la luz del blanco que nomina su blog, va versando cuadros, pintando poesías,
aunando poesía y pintura, como en estos 36 poemas breves que son un homenaje a
la luz y a sus impresiones, al alma que posee cada objeto y cada ser y que deja
ver en el haz de rayos que refleja de todo el resplandor inmenso que recibe, arco
iris, luces y sombras, imágenes descritas, sentimientos. Porque Diego es un
gran conversador, y como tal, sabe escuchar, observar, y sabe transmitir. No
hay ni un solo verso en sus escritos que no transmita, en su transparencia, un
sentimiento.
En cualquier momento de
lectura del poemario, uno se imagina un encuentro entre Diego y el cuadro, como en un ruedo de la vida, cuadro y
Diego, tratando de unir intensamente sentimientos, transportándose al objeto o
al paisaje o a la persona plasmada y viajando con la pincelada, con el trazo,
retrotraerse hasta la mente del pintor, al sentimiento dulce y armónico que
fluye de su mano hacia el pincel embriagando el lienzo de color que se desliza
matizando los contornos hasta hacernos más que ver, sentir. Esto es la
transparencia, transparencia del creador, de lo creado, que asimismo quiere
provocar en el lector una complicidad absoluta para que empatice, sienta,
comtemple la poesía y la pintura, la pintura y la poesía; necesidades creadoras
que hoy Diego nos presenta en simbiosis, mostrándonos con ellas un poco más de
su desnudez.
Todo el poemario es un
recorrido visual y emocional por la contemplación mística de estas obras, con
momentos de verdadero éxtasis, como en “Espárrago”, y culmina con los últimos
poemas, donde ya se ha descubierto la luz, y en “Arearea”, “Se desbordó la
luz”, “No te alejes de la luz” o “Modelado el canto de belleza” se descubre al
hombre nuevo que ha sabido contemplar, para terminar de nuevo en camino, como
siempre, en camino...
Manuel Huertas Caballero.
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