CUANDO TE ACERCAS
Un viento azul resbala sobre el lago
poniendo rizos a la piel del agua fresca
-caminos de espuma para tus pies de azúcar
que esculpen olas sobre la tierra seca-
cuando te acercas.
La fragancia educada de tu cuerpo
revolotea en enjambre entre tus caderas
y descubre el tibio secreto de la carne
que avergüenza al carmín de las cerezas,
cuando te acercas.
La brisa toca las cuerdas al arpa de la tarde,
cuando tú te acercas.
LAGRIMAS SECAS
I
Entra. Pasa despacio.
Entra sin inquietar
esa quietud espesa que invade mi gineceo.
Pasa
y peina mi cabeza peliblanca,
palpando para no ultrajar este silencio.
Sin abrir ventanas,
sin encender la luz,
para no despertar a mi vejez ni a mis recuerdos.
Para no romper este invernar en mi sopor
diríase de adormidera.
Para no descubrir esa palidez
que me nace como balada triste
en aquel rostro inmarchitable, ya marchito.
II
Ya voy madre. Voy despacio.
Preservando el luto, aún latente,
de la pasada madrugada.
dejándolo ovillado en su madeja
con tal de que no enrede
la fingida alegría de mi saludo
en ese “buenos días”.
Porque como si de tus ojos se tratara
siento tu llanto seco.
Porque como si de tu alma se tratara
siento tu tormento.
Y siento lo aciago de ese cuerpo
hadrubado con el paso de los años.
Y, aunque aún estés aquí
y, estés viva,
tu dolor no deja de turbar el paso de mis horas.
III
Ven hija. Ven despacio
y háblame como si no te oyera.
Cuéntame si amaneció afuera,
si la mañana,
macerada en amarillos otoñizos,
se acerca para saludar a mi silencio.
Hermoséame con tus palabras
que llenan el poco aire que aún respiro.
Toma mis dedos inflamados
y acaricia su incesante gusaneo.
Sigue siendo la inquilina de mis sueños
hasta que el sueño eterno
llegue para ocupar tu sitio.
Ven hija. Ven despacio
y cuéntame de tus cosas y de las mías.
IV
Ya voy madre. Voy despacio.
Entra hija. Entra.
Y el tiempo indolente
iba granulando esos instantes.
Y, de allá, no muy lejos,
el aire traía un sabor salobre
para las lágrimas secas.(Poema finalista en Viladecans 2005)